martes, 15 de junio de 2010

MANIFIESTO NADAÍSTA ANTI-ACADÉMICO

MANIFIESTO NADAÍSTA ANTI-ACADÉMICO (Fragmento)

Señores parásitos de la academia:

¿Quieren saber quienes somos los nadaístas?

Somos santos un poco extraños que por boca de hombres profetizan la Oscuridad Nueva. Somos también los chancros de la belleza literaria. Somos además los atorrantes profetas de una barbarie alucinada. Somos otras cosas ...

Queridos vejetes reumáticos: ustedes existen ¿y qué? A nadie le importa. Entonces a qué armar tanto escándalo. Es triste contemplar el ridículo alboroto de sus existencias en torno a lo que ustedes son: una manada de vejetes con peluca, caspa, dientes postizos, vicios solitarios y paraguas con capacidad ecuménica de ensombrecer el sol cuando sacan el perro a mear al parque.

Ustedes se han pasado la vida parpadeando ante los libros para acabar en un oscuro prostatismo y ser los policías del orden público idiomático. ¿No les duelen mucho las nalgas de estar sentados en esos viejos bancos discutiendo si Güevonada se escribe con B ebria o teologal? ¿Por qué desprecian así la vida? ¿Por qué no se consiguen una amante y van a dorarse en las playas en lugar de agotar su pobre energía en elucubraciones calvas y dolor de hígado? Cómprense unos zapatos de gamuza, una guayabera y una camisa roja, y en vez de dormir al lado de alguna acabada vieja menopaúsica váyanse a bailar chachachá en los horribles sótanos de la noche y emborrachen hasta el último gusano de su aparato digestivo.

Señores ratas de la academia: queremos darles un consejo de brujos: ¿Por qué no se suicidan? No duden, contarán desde ya con el eterno agradecimiento del arte y de la humanidad. Pero ya sabemos: ustedes son unos cochinos cobardes. Todo lo que ustedes saben sobre la muerte es que el suicidio se escribe con C y que la Vida se escribe con V de vómito.

Ustedes son tan ignorantes al saber todo esto, que ustedes ignoran el efecto que produce la marihuana en el espíritu. Prueben la yerba mágica y verán que es imposible escribir un soneto o redactar un discurso de ingreso a ese burdel. Ahí les mandamos un polvito de cocaína y si no se enloquecen de ganas de fusilar la retórica y de ingresar a nuestro loco y santo movimiento Nadaísta, entonces es que ustedes no tienen más remedio que seguir siendo académicos, lo que a las luces de la teología y el psicoanálisis nos parece una enfermedad incurable.

Pensamos que ustedes son unas momias venerables que custodian los restos mortales del difunto idioma castellano con el que se nombran ciertos sentimientos como Patria, Cultura, Libertad, Trabajo, Democracia, Poesía, Amor, palabras de ingrato recuerdo que nos saben a mierda.

En nuestra opinión, señores de nuestra lástima, ustedes son unos fracasados que culminaron en un sillón de cuero una carrera de imbecilidades. Eso es reconocerle un alto honor a vuestros culos cansados por 60 años de trajinar por todos los inmundos retretes de la cultura cristiana.

A nombre de la integridad nacional, del espíritu y del derecho de no intervención en los asuntos internos de nuestro país, estamos en el derecho de pensar que ustedes se metieron aquí de contrabando, y que nuestro páncreas, nuestro brazo y nuestro corazón se sublevan hasta el infinito, el asco y el repudio con su presencia en nuestras fronteras.

Cuando vuelvan a pensar en Colombia, no olviden que los Nadaístas somos geniales, locos y peligrosos.

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